En 2021 Gabriela contrajo COVID-19, enfermedad que le provocó una fibrosis pulmonar. En septiembre de ese año ingresó a CHRISTUS MUGUERZA Hospital Alta Especialidad bajo la atención del médico neumólogo Sergio Sánchez, el cual, tras varios estudios, le compartió la noticia que sacudió su mundo: necesitaba un trasplante bipulmonar para salvar su vida.

Para Gabriela todo comenzó cuando a principios del mismo año se contagió mientras cuidaba a su mamá, quien estaba convaleciente por COVID-19. Inició con una neumonía y en cuestión de pocos meses el deterioro de su cuerpo se había vuelto evidente, así como el consumo de oxígeno diario había tenido que aumentar.

La noticia fue desconcertante, pero ella siempre estuvo en calma pues asegura que la paz que Dios le dio fue clave para vivir el proceso. Sin dudarlo, y al tener las condiciones para entrar al protocolo, aceptó el trasplante. 

Nunca sentí desesperanza, sentía cansancio. Eran muchos tipos de estudios, me sentía fatigada; el oxígeno ya no me daba, hubo cansancio, pero no desesperanza.”

Gabriela fue operada en febrero del 2022 en una cirugía que duró 14 horas aproximadamente en donde fue necesario el soporte extracorpóreo (ECMO), terapia respiratoria que permitió la oxigenación de su cuerpo durante y después de la cirugía, mientras sus nuevos pulmones estaban listos para trabajar por sí solos. 

Hoy, la vida de Gabriela sigue su curso normal, sus pulmones tienen valores normales y vive sin secuelas de ningún tipo. Recuerda aquellos momentos y da gracias de todo corazón a su red de apoyo: su familia, sus amigos y hermanos de la comunidad. No olvida el apoyo de a quienes ella llama también su familia, las enfermeras de cuidados intensivos; a las que describe como profesionales pero muy humanas, y viene a su mente cómo le explicaban todo, además le cepillaban el cabello, le ponían crema y le ayudaban a hacer sus primeros movimientos de rehabilitación.

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En su paso por CHRISTUS MUGUERZA, Gabriela siempre se sintió confiada con el personal médico que la atendió y reconoce su labor. Agradece a los médicos que estuvieron junto a ella, y los describe como personas honestas, directas, ecuánimes, humanas, y valora la disposición que tienen para lograr el bienestar de sus pacientes. 

La donación de pulmones que ella recibió fue el mejor regalo. Cuando ve cómo ha mejorado su salud, piensa en su donador y le dice: “gracias a ti tengo vida, gracias a tu familia generosa, solidaria”. Quiere dedicarse a fomentar la cultura de la donación de órganos para que exista ese espíritu de solidaridad y generosidad entre la gente.

Veo la vida como un gran regalo. Agradece lo pequeño, agradece lo que sí hay, agradece la presencia de otros.” 

De cada 10 donantes multiorgánicos cada 4 pueden donar sus pulmones y la media de lista de espera es de 3 a 4 meses. 

La donación de órganos salva vidas como la de Gaby. Sin donante, no hay trasplante.” Enfermera de cuidados intensivos.