Monterrey. - Desde los ocho años de edad Ricardo Garza tuvo que aprender a vivir con un solo riñón. Esto, debido a que los médicos habían encontrado ciertas anormalidades en el órgano, lo cual los llevó a decidir que lo mejor para Ricardo era extirparlo. Tras llevar una vida relativamente normal, en 2005, a la edad de 23 años, Ricardo se sometió a un estudio de control, el cual reveló que Ricardo tenía glomerulonefritis, es decir, que el riñón que aún tenía en funcionamiento se encontraba inflamado, además de presentar una pérdida de proteínas e hipertensión.

Ante este diagnóstico, Ricardo inició un tratamiento para mantener su riñón en buen estado. Después de 12 años bajo tratamiento, el funcionamiento de su riñón empezó a deteriorarse, por lo que tuvo que iniciar sesiones de hemodiálisis, las cuales le permitieron mantener su condición estable.

“Su condición era estable, porque los pacientes pueden mantenerse bien mientras están en hemodiálisis con todo lo que lleva tener un órgano vital que no funciona”, explicó el Dr. Jorge Flores Dávila, nefrólogo de Ricardo. Durante este tiempo, la vida de Ricardo se centraba en el trabajo y en cumplir con sus sesiones de hemodiálisis, sin embargo, luego de tres años bajo este tratamiento, los síntomas se agravaron, por lo que su médico decidió inscribirlo en el programa de trasplantes.

“Ahí estaba sin síntomas y sin problemas, pero con un tratamiento para tratar de sostener la vida lo más posible del riñón, y de ahí se pudo sostener durante casi 12 años la función renal hasta entrar a hemodiálisis, hace tres años, y ahí sí empecé con este problema; síntomas más fuertes, mucho cansancio, falta de apetito y falta de movimiento”, explicó Ricardo.

El pasado 12 de agosto, tras dos años y ocho meses en lista de espera para un trasplante, Ricardo recibió una llamada de su médico, quien le informaba que estaban a la espera de un riñón y que él se encontraba entre los posibles receptores de este nuevo órgano. Con una gran emoción, Ricardo de 38 años de edad, llegó a Hospital Alta Especialidad, donde, tras practicarle las pruebas de compatibilidad se determinó que Ricardo recibiría un nuevo riñón.

“Me hablaron el miércoles que había un posible trasplante para mí, que estaba dentro de los posibles receptores (…) vine corriendo (a Hospital Alta Especialidad), eran las 10 de la noche, primero prueba de COVID y al siguiente día, a las 5 de la mañana, hacer las pruebas de compatibilidad y luego a las 5 de la tarde del mismo día fue cuando ya me dijeron que era yo y…súper feliz”, explicó Ricardo. 

^{Ricardo al lado de su doctor, Jorge Flores Dávila.}

La noche del jueves 13 de agosto, Ricardo entró a cirugía, donde el equipo multidisciplinario de Hospital Alta Especialidad le brindó la oportunidad de una mejor calidad de vida a través de un nuevo riñón. Tras la cirugía, Ricardo mostró una recuperación satisfactoria y, conforme avanzaron los días, logró recuperar su movimiento, el apetito y su nuevo riñón pudo funcionar con mayor normalidad. De acuerdo al nefrólogo, Jorge Flores, el cuidado que Ricardo debe llevar es de por vida para evitar que su organismo rechace el nuevo riñón.

Durante esta experiencia, Ricardo ha estado acompañado por el personal clínico de Hospital Alta Especialidad, quienes han supervisado su evolución.

“Muy bien atendido por todos los médicos, por todas las enfermeras, es un excelente servicio, todo estaba perfecto”, mencionó Ricardo.

 Ante esta nueva oportunidad para mejorar su calidad de vida, Ricardo se siente fuerte y confiado en que saldrá adelante para disfrutar de un nuevo comienzo al lado de sus seres queridos.

 “La recuperación ha sido buena, me siento bien, quisiera que fuera más rápido de lo que ha sido, los doctores dicen que voy bien, que hay que tenerle paciencia, pero que las cosas se van viendo positivas, considerando todo el cuadro clínico, pero yo me siento bien, me siento fuerte, he estado cada vez con más fuerza, moviéndome más independiente y bien en ese sentido”, finalizó.