Existen muchos tipos de familia, ¡descubre la tuya!

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Por: Laura O. Carrillo Alarcón

Psicología | Centro Avanzado de Salud Mental

Aunque la definición de familia es un “grupo de personas formado por una pareja (normalmente unida por lazos legales o religiosos) e hijos (cuando los tienen), que convive y tiene un proyecto de vida en común”, no todas las familias son iguales.

Según la psicología, las familias se clasifican de acuerdo a sus niveles de competencia y calidad de las interacciones familiares. 

FAMILIA TIPO A

En esta familia el desarrollo de cada miembro es óptimo: los esposos son buenos amigos, los hijos son autónomos, se estimulan los intereses, las características y las actividades individuales. Además no hay resentimiento ni competencia, pues los sentimientos se expresan libremente y existe mucha empatía. El poder sobre los hijos es compartido por los padres y la comunicación entre los miembros de la familia es clara: hay respeto, sentido del humor e interés por el otro. Al momento de solucionar un problema existe la negociación y se da una actitud no enjuiciadora, sino cálida y con interés. Los valores familiares están bien definidos y hay plena conciencia de lo bueno y lo malo.

 FAMILIA TIPO B

En la familia tipo B hay cierto crecimiento en los padres, sin embargo existe un poco de sufrimiento al no alcanzar un nivel óptimo de comunicación. Normalmente hay dominio de uno de los padres y los hijos son autónomos, por lo que se da un alto nivel de individualidad y de separación. Todos los miembros comunican sus ideas y pensamientos de forma clara, asumiendo la responsabilidad por sus propios sentimientos y pensamientos, aunque algunos se enmascaran para prevenir el conflicto parental, lo que lleva a un cierto grado de inhibición. Al momento de solucionar problemas hay menos nivel de negociación que la familia tipo A, y los valores familiares son semejantes a los del tipo A, pero no tan integrados.

FAMILIA TIPO C

En esta familia existe una alteración en el desarrollo de los miembros de la familia, pues hay un patrón dominancia- sumisión entre los padres: luchan abiertamente por controlarse el uno al otro, se observa lucha, pelea y conflictos continuos. El centro de todas las interacciones es más el poder que la cercanía entre los miembros, la comunicación es influida por la figura dominante. Existe una evasión de la responsabilidad con respecto a los pensamientos, sentimientos y acciones: se tiende a culpabilizar y la cautela, la distancia y el echar la culpa son algo típico. Al momento de solucionar problemas hay poca negociación o consenso, pues la figura dominante es quien toma las decisiones de forma autoritaria y esto lleva a un patrón de ataque y contraataque entre los padres. Se desaprueban las expresiones de enojo, dolor o tristeza y se ridiculizan los sentimientos de alegría, afecto y felicidad. No hay estabilidad en los valores familiares, pues domina el estilo autoritario de ver la vida: no se tolera los errores y la competencia es intensa y continua. Este ambiente familiar no propicia el desarrollo de la autonomía y la intimidad.

FAMILIA TIPO D

En la familia tipo D existen muchas fallas en el desarrollo de sus miembros y fracaso en la generación de hijos autónomos, ya que hay desorganización en todas las áreas del matrimonio: fusionado, cansado, divorciados emocionalmente, padres inmaduros incapaces de asumir sus papeles de adultos. Se observa y rechazo y abuso infantil, lo que lleva a los hijos a asumir papeles y funciones de los padres. El flujo de las ideas, pensamientos y sentimientos es difícil de seguir, pues hay una incapacidad latente de escuchar a los demás. Los problemas se evaden como si no existieran y los sentimientos se expresan indirectamente a través de la desesperación, la desesperanza y el cinismo. La familia afronta con dificultad el cambio, no es capaz de proporcionar apoyo emocional y los adolescentes son tratados como preescolares. No se valora la individualidad ni la autonomía, se muestran hostiles y resistentes ante ofrecimientos de ayuda y son incapaces de utilizar los servicios comunitarios.

Conocer los distintos tipos de familia puede ayudarte a ubicar a la tuya y saber qué áreas de oportunidad existen para mejorar y crecer todos los días como personas. Recuerda que es importante conocernos para saber el momento en que necesitamos ayuda profesional. En CASA estamos dispuestos a ayudarte.

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Etiquetas: Salud Mental